Desde la visita de Charles Darwin en 1835, las islas volcánicas del Archipiélago de Galápagos han sido reconocidas como un laboratorio viviente para el estudio de la evolución de las especies y la selección natural. Ahora, un equipo de científicos ha utilizado los volcanes de las islas como un laboratorio único para estudiar cómo responde la corteza terrestre a los grandes terremotos.

 

Las sacudidas de los grandes terremotos a veces desencadenan otros terremotos, incluso a grandes distancias. Los hallazgos de este estudio, publicado en la prestigiosa revista científica Science Advances, revelan cómo el volcán Sierra Negra se volvió más sensible a este tipo de activación antes de una erupción importante.

 

El volcán Sierra Negra, que está ubicado en Isabela, la isla más grande de las Galápagos, entró en erupción en junio de 2018 y alimentó varios flujos de lava durante casi dos meses. Durante la década anterior a esta erupción, Sierra Negra produjo miles de pequeños sismos a medida que el volcán se fracturaba en respuesta al magma que se acumulaba gradualmente debajo de la superficie. Estos pequeños sismos se volvieron más frecuentes en momentos en que las ondas sísmicas de terremotos grandes pero originados a grandes distancias sacudieron el volcán.

 

Un equipo de investigadores de la Universidad de Edinburgh, el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, la Universidad Estatal de Pennsylvania y el Centro de Estudios de Avanzados de Dublín, descubrió que las ondas sísmicas más grandes provocaron más sismos en Sierra Negra que las ondas de los sismos más pequeños. La activación ocurrió después de grandes terremotos en lugares tan lejanos como México, Honduras y Chile, a más de 4000 km (2500 millas) de las Galápagos.

 

Durante la erupción de 2018, la emisión de magma del volcán dejó el piso de su caldera más de ocho metros más abajo que cuando comenzó. La corteza volcánica se relajó como consecuencia de la salida de los flujos de magma hacia la superficie y, después de la erupción, dejó de ser sensible a este proceso de activación a causa de los sismos lejanos.

 

El desencadenamiento de sismos juega un papel importante en la determinación de cuándo y dónde ocurrirán los terremotos y, en particular, en el control que pueden jugar los sismos previos y las réplicas. Este trabajo ayudará a los científicos a comprender cómo funciona la activación de terremotos y contribuirá a mejores pronósticos de terremotos en el futuro. También les ayudará a identificar y rastrear las anomalías que preceden a las erupciones volcánicas.

 

En el estudio, el equipo utilizó datos registrados por una red de sismómetros desplegados en Sierra Negra. Su trabajo de campo incluyó largas caminatas en el interior de la caldera bajo condiciones extremas de temperatura e hidratación. Algunos de los instrumentos usados en este experimento permanecen en su lugar, esperando capturar datos asociados con los próximos grandes terremotos.

 

El Dr. Andrew Bell, de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Edimburgo, quien dirigió la investigación, dijo: “Sierra Negra nos brindó una oportunidad fantástica y única para estudiar el fenómeno realmente importante de la activación de terremotos. Es la primera vez que tales relaciones entre la sacudida y la activación de un terremoto se han observado en un volcán, aunque se han propuesto durante mucho tiempo. Mientras Sierra Negra se prepara ahora lentamente para su próxima erupción, estamos anticipando con entusiasmo nuevos datos para ayudar a arrojar más luz sobre estos procesos “.

 

En el equipo de investigación participaron el MSC. Stephen Hernández, el Dr. Mario Ruiz y el Ing. Marco Solís del Instituto Geofísico. Esta investigación tuvo el apoyo importante del Parque Nacional Galápagos, en especial de su Oficina Técnica en Isabela y la Fundación Charles Darwin por su apoyo con el trabajo de campo en las Galápagos. El estudio fue financiado por NERC y NSF.

 

Descarga y lee el estudio completo aquí.