COMUNICADO

En los últimos días de octubre de este año fue publicado el reporte anual de Quacquarelli Symonds (QS), con los mundialmente conocidos rankings universitarios producidos por esta consultora. Fue noticia a nivel nacional que, en esta ocasión, cuatro universidades ecuatorianas estaban entre las 100 mejor posicionadas en Latinoamérica: la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL), la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) y la Escuela Politécnica Nacional (EPN). Este logro histórico es el fruto de enormes esfuerzos realizados por las comunidades universitarias de las cuatro instituciones de manera sostenida durante los últimos años, para mejorar continuamente sus procesos de docencia, investigación y vinculación.

Casi de manera simultánea a la publicación de esta grata noticia, el Consejo de Educación Superior (CES), en sesión extraordinaria celebrada el 22 de octubre de 2019, resuelve aprobar la distribución de recursos fiscales para el año 2020 a favor de las universidades y escuelas politécnicas públicas y particulares, sobre la base de un informe técnico preparado por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación, SENESCYT. Este informe plantea la distribución de recursos sobre la base de la evaluación de 14 indicadores, agrupados en cuatro criterios: Calidad y Excelencia; Eficiencia Administrativa y Financiera; Justicia y Equidad; y, Pertinencia.

Los resultados de esta evaluación resultan sorprendentes, por ejemplo, las dos universidades públicas mejor posicionadas a nivel latinoamericano, según el ranking QS, aparecen en los puestos 23 y 24 de entre 26 universidades públicas en la evaluación del criterio Calidad y Excelencia, según la SENESCYT y el CES. Estos resultados son empleados como argumento por el Consejo de Educación Superior para justificar un recorte presupuestario a ambas universidades para el año 2020 que, en el caso de la Escuela Politécnica Nacional, supera los seis millones de dólares.

Al analizar las causas de esta notoria discrepancia entre la evaluación realizada por la SENESCYT, con respecto a evaluaciones empleadas de manera estándar a nivel internacional, como aquellas que subyacen en los rankings QS o THE, se revelan situaciones alarmantes. Del sistema de indicadores empleados por la SENESCYT se han eliminado indicadores que medían la formación académica de la planta de profesores de las universidades como, por ejemplo, el porcentaje de profesores con grado de doctorado. Asimismo, el único indicador de producción científica (publicaciones con impacto) tiene un peso inferior al 3% en la calificación global y su definición no es clara. Por otra parte, casi el 55% del total de la evaluación está concentrado en cinco indicadores que, de una u otra manera, están estrechamente vinculados a la población estudiantil: tasa de retención inicial, tasa de variación de matrícula, tasa de variación de matrícula en grupos históricamente excluidos, tasa de variación ponderada de oferta de cupos, y tasa de variación ponderada de oferta académica.

El mensaje que el CES y la SENESCYT están enviando al sistema de educación superior del Ecuador es a la vez claro y preocupante: si una universidad busca posicionarse bien dentro de la evaluación empleada para la distribución de los recursos fiscales debe aumentar indiscriminadamente su oferta académica y su tasa de matrícula,  sin considerar la disponibilidad de la infraestructura necesaria en aulas y laboratorios, la formación académica de sus profesores, y la investigación con estándares internacionales, que permita equiparar la formación de nuestros estudiantes a la de cualquier estudiante universitario a nivel mundial.

Como autoridades de la Escuela Politécnica Nacional, en respeto a nuestra tradición institucional de 150 años de búsqueda permanente de la excelencia académica, estamos en la obligación de rechazar firmemente esta nueva fórmula de distribución de recursos y solicitar al CES y a la SENESCYT se proceda de manera urgente a su revisión y a la corrección de sus distorsiones. Hasta que se apruebe una nueva fórmula de distribución que considere parámetros reales de calidad académica, exigimos que se mantenga para nuestra Institución, al menos el mismo presupuesto asignado en el año 2019.

El objetivo estratégico que guía nuestra gestión como autoridades es posicionar a la Escuela Politécnica Nacional como una universidad pública de primer nivel en Latinoamérica y, en este objetivo, nos mantendremos firmes, con la conciencia de nuestro compromiso con la educación universitaria de calidad en el Ecuador. Aumentaremos nuestra oferta académica, como lo teníamos previsto, pero lo haremos de una manera progresiva y responsable, con la construcción simultánea de las capacidades necesarias en cuanto a infraestructura, tal como lo requieren las carreras técnicas que ofertamos, y preocupándonos por mantener una planta académica bien formada, que reúna las condiciones para desarrollar docencia, investigación y vinculación de calidad. La calidad en la enseñanza es el compromiso más alto que tenemos con nuestros estudiantes politécnicos y con la sociedad, compromiso que hemos honrado durante nuestros 150 años de vida institucional. Compromiso que seguiremos honrando en el futuro, porque los ecuatorianos así se lo merecen.

 

Ph.D. Florinella Muñoz

Rectora

Ph.D. Iván Bernal

Vicerrector de Docencia

Ph.D. Alexandra Alvarado

Vicerrectora de Investigación, Innovación y Vinculación